Una de vino

Prometía la noche y se quedo en promesa. Después de la noche del pasado sábado, noche en que María, pendón Maria, dejo el listón muy, pero que muy alto, las expectativas estaban por las nubes. Llegó la hora H del día D, y allí no apareció ni el apuntador, todos nos pusimos de acuerdo para llegar tarde al tiempo que competíamos entre nosotros para no ser los últimos, premio que acabó en manos de Gisela y Aitor. Tras la larga espera no es de extrañar que las bandejas de comida tuvieran serias dificultades para llegar a la mesa, pues los comensales se situaron estratégicamente en el umbral de la puerta de la cocina engullendo cuanto manjar pasara a su alcance. A la velocidad con que comíamos se le debe sumar la velocidad con que bebíamos, pues la sangría de nuestra spice se acabo antes que la comida.
Llegados a este punto procedimos con el protocolo: regalito, regalito, regalito. A ti no Fito, que este es pa Miguel, ves con Pedrosa que seguro que te da un trocito de morcilla. Lo dicho, Miguel recibió de sus amigos una pedazo vinacoteca que dicho así impresiona un huevo, pero que no deja de ser una neverita para el vino, y un surtido de botellas de vino, de las cuales cabe destacar el Berberana del 2005. Esperemos que se tire el rollo y lo comparta con nosotros, o por lo menos, con Maria que me han dicho que en el drinking ya no lo sirven copas. Después del momento regalito regalito regalito, ¡que no fito que no! Hicimos el ya tradicional juego del Psicólogo. Y entre trastorno y trastorno, unas copillas que subirían los ánimos de algunos, pero que acabó con las pocas fuerzas que tuvieran algunos. Es por ello que dejo aquí el hilo de esta narración para que otro acabe de contar que paso después de que yo me fuera.

Y a otra cosa mariposa: Os habéis dado cuenta que estamos en un pedazo de puente, y que el domingo es un día de puta madre para hacer una de esas excursioncitas que siempre decimos que vamos a hacer y que nunca hacemos. Eso sí, Jonatan, quédate al margen, no organices nada y mucho menos vayas a la playa en día antes, que ya sabemos todos lo que pasa luego…

Por último, quisiera dedicar esta canción a dos personas: a Maria, por la pedazo cogorcia que pillo el sábado y a Miguel, por la que pillara si se bebe todo el vino que tiene en la nevera.

AGUR